Adquisiones Feria del Libro 2008

Creo que para mí, la Feria del Libro ya terminó. A pesar de que aún queda el grueso de la Feria, para mí está ya está ya llegando a su fin, por diferentes razones, como el dinero y porque a mitad de semana comienza un festivo bastante largo el cual aprovecharé para visitar mi tierra. Sin embargo, en dos días que pudo visitarla este fin de semana, los resultado fueron encantadores.

Me hice a una cantidad de libros considerables, que pasan a engrosar mi aún humilde biblioteca personal -al menos ya dejé de robar los libros de mi casa, que son muy pocos, y he podido y formando la mía, como me gusta a mí, si ningún rigor. Estos libros quedan ahí, para ir leyendo de ha poquito, cuando haya tiempo, ganas, y no muchos programas buenos en la siempre entretenida televisión -no me malinterpretéis, los dos son deliciosas y pueden convivir juntos. La escogencia, como suele ser en las Ferias del Libro, no tenía ningún orden, ya que de lanzamientos solo me interesaba uno. El resto obedeció a otro tipo de criterio -para nada rigurosos, repito. Un proceso tan sencillo como Ver Portada, porque soy muy de impacto visual, y el Voltiada Costo, a ver cuánto era el precio. Hojeada Rápida, para ver rápidamente la contraportada, y listo, pa’ la canasta. Así lo hice en la Random House Mondadori -con sus libros DeBolsillo que tanto adoro- y en Panamericana Saldos -también era importante que estuviera en buen estado, porque odio un libro desbaratado. Un proceso de PAM PAM PAM y listo. Después veíamos cuál se iba y cuál quedaba si las cuentas no cuadraban.

Siendo así, describo la lista -pa’ qué, no sé, de puro carepandulce, pa’ mostrar las «cosas buenas» que conseguí, después veremos que tan buenas resultaron, igual los libros arden bien*:

Primera nieve en el Monte Fuji de Yasunari Kawabata, en Verticales de Bolsillo de Norma.

Elegías de Varones Ilustres de Indias de Juan de Castellanos, antología crítica de la Editorial Javeriana.

El legado de Humbolt de Saul Bellow, en DeBolsillo de Random House Mondadori.

Guignol’s Band de Louis-Ferdinand Céline, en DeBolsillo.

La muchacha de las bragas de oro de Juan Marsé, también en DeBolsillo.

Publicado en Toronto de Ernest Hemingway, en DeBolsillo.

La oscuridad exterios y Suttree, ambos de Cormac McCarthy, los dos en DeBolsillo.

Duluth de Gore Vidal. También en DeBolsillo.

El mar de las Sirtes de Julien Gracq. También en DeBolsillo.

Los aéreos de Luis Magrinyá, en DeBolsillo.

El bautismo de César Aira. Última en DeBolsillo.

La carretera de Cormac McCarthy, en Mondadori. Único lanzamiento que deseaba. Espero que resulte porque McCarthy fue el más invertido en la Feria.

Guía de perplejos de Gilad Atzmon, en Ediciones de Bronces -vivo ejemplo de Ver Carátula.

La conspiración de la fortuna de Héctor Aguilar Camín, en Planeta.

La Habana para un Infante Difunto Guillermo Cabrera Infante, en Biblioteca Breve de Seix Barral.

El enterrador de Thomas Lynch, en Alfaguara. Medio recomendación, medio tarea.

Y para terminar, Lejos de Roma de Pablo Montoya, en Alfaguara.

Aunque parecen muchos, el golpe económico no fue muy grande, gracias a mi cada vez más sofisticado método de selección. Y a estos se le suman los recientemente adquiridos Señales de ruta, selección de Juan Pablo Plata en Arango Editores, América de Norman Mailer en Anagrama, Muerte en la tarde y El verano peligroso, junto a Cuentos completos, todos de Ernest Hemingway, en DeBolsillo los dos primeros y en Lumen el otro (ambos sellos de la Mondadori). Y el ÚNICO recibido en el día de Regala un Libro, La vida ante sí de Romain Gary. Así recientes, no hay más.

Así se me va la plata, aunque mi familia crea que me la bebo, me la bailo, me la fumo o me la culeo. Nada de eso, en libros. Y así también soy feliz.

Abadía Vernaza

Actualización: Se le suma, Carreras delictivas de Juan Sebastián Cárdenas en Universidad de Antioquia (existe un muy bonita edición en 451 Editores) y Caviativà de Mauricio Loza, cortesía de Arango Editores.

*Que queman bueno es un decir. Es cierto que hacen mucha leña, pero na’ prefiero regalárselo a alguien, porque el hecho que no me guste a mí, no quiere decir que a los demás tampoco. Aún no me he encontrado el primero que me haya dado ganas de enviar a la hoguera, o tal vez, me a dado pesar y pereza.

¡Feliz día del Libro!

El 23 de abril es uno de esos días que le ponen una nota especial al calendario. Para literatos, editores, lectores y todo aquel que tenga una relación más o menos cercana con el mundo de las letras y la lengua celebra, así sea muy adentro de sí, este día.

Aunque la cosa viene desde la creencia -no muy certera y cada día más puesta en duda- que fue un 23 de abril el día que murieron Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare. Es bonito celebrar una vez al año nuestra lengua, el lenguaje y la capacidad de expresarnos y comunicarnos a través de las palabras. Cualquier lengua tiene su propia belleza, y mía, la que permite este reguero de grafos, es particularmente bella. Además, a todo esto se le suma otra celebración, el día del Libro. Aquel producto cultural que para algunos tiene tanta importancia. Para mí también. Y hablando de eso, aunque en esta casa, y sus blogs hermanos, creamos en el futuro de la narrativa y de las plataformas de creación y publicación, nunca hemos creído, ni querido, la desaparición del libro. Haría una falta enorme. El libro ha existido, existe y seguirá existiendo y acá nos alegramos y lo celebramos.

Por eso, hoy 23 de abril, Día del Libro, Día del Idioma, y acá en Bogotá, Clausura de Bogotá Capital Mundial del Libro 2007 (¡Felicitaciones, Amsterdam), Inauguración de la 21 Feria Internacional del Libro y de la más bonita de todas, Día de Regala un Libro (campaña muy sencilla y bonita que se ha dado todo el día) estamos contentos, porque este día, es el día. Por eso he regalado libros hoy, y a todo aquel que cumpla años por estos días, lo siento, pero los regalos serán libros, porque es el mejor regalo.

Yo he recibido La vida ante sí de Romain Gary (bajo el seudónimo de Émile Ajar), y me autoregale América de Norman Mailer, una recopilación de reportajes hecha por Anagrama, además de Señales de ruta, selección de cuentos colombianos por Juan Pablo Plata, y que se presenta como una apuesta muy importante por la narrativa joven colombiana y el cámino que esta va tomando (he ahí las buenas señales). Recomendado total, esta semana fusilaré el prólogo de Plata. Los demás me los daré en la Feria, a la cual iré esta misma semana.

Ahora, al estilo de Saint Jordi, me despido, dejando un libro y una rosa. (hoy sí que estoy blandito).

Abadía Vernaza

Feria del Libro de Bogotá

Dos noticias sobre la Feria Internacional del Libro de Bogotá:

La primera, es que ayer se -15 de abril- se lanzó la vigesima primera edición de la FILB, que comenzará el 23 de abril, día que finaliza el reconocimiento de Bogotá como Capital Mundial del Libro 2007, y que este año espera contar más de 400.000 visitantes durante los 15 días de feria. Este año se tendrá a Japón como Invitado de Honor.

Y la segunda, es que a partir del 2009 la Feria Internacional del Libro de Bogotá se trasladará para el mes de agosto. Los motivos son insertar a Bogotá dentro del circuito ferial internacional, para aumentar la participación del mundo editorial dentro de este, y evitar la temporada de lluvias que tanto afecta a la Feria en el mes de abril.

No sobra decir que el mismo 23 de abril se celebra el Día del Libro, con su campaña Regala un Libro.

Plano de la FILB 2008

Agenda de la FILB 2008

Buenas noticias para todo los lectores.

Abadía V.

Las alegres comadres de Windsor – William Shakespeare

Merry WivesY bueno, seguimos con los buenos amigos. Otro de los que salieron bien librados. Una de dos: 1. O le estamos pegando a los que es, en este cuento de la GRAN LITERATURA o 2. Yo me estoy volviendo muy blandito, a eso de hacer amigos a último momento. Pueden ser la dos, cosa que no tendría ningún problema. Al fin y al cabo, estas cosas son las que quedan después de un camino tan largo -y en ocasiones tan tedioso- pero que al fin de cuentas aguanta la pena.

Pa’ no dar más vueltas, con toda esta labia me refiero al «Bard of Avon» o tan solo don William Shakespeare, quien como dato curioso cumpliría 444 años en estos días de Feria del Libro. Pero como eso poco importa, porque, con todo respeto, don William está 6 feet under hace muuuuchos años pues las velitas de cumpleaños las guardamos y se las prendemos a algún otro -si se lo querés celebrar con gorrito y todo, hacelo pero atenete a ser considerado un re.freak.

Pero no ya, seriedad. Shakespeare, en este caso Las alegres comadres de Windsor, significó una divertida tarde de lectura, en la mesita de una cafetería con un tinto y un frío intenso. Muchísimas risas se escapaban esa tarde leyendo esta comedia. Una obra de mucha ligereza y creo yo en un fórmula que funciona a la perfección. El lenguaje es un poco más liviano que en otras de sus obras, con mucha prosa fluida que colabora con la risa y la lectura rápida, pero dejando un sabor mucho más profundo y con las puertas abiertas a otras de las tantísimas obras -de este SÍ había leído, tampoco, sería el colmo si no, pero había leído alguna de sus Tragedias y nunca sus Comedias, pero con la bonita y barata edición de Porrúa hay un par más que quedan almacenadas pa’ un futuro cercano.

La historia es bastante cómica, gracias a lo previsible que es, y que en el teatro isabelino debía ser una cuestión desternillante y bastante trasgesora. Bien alegronas y divertidas son este par de comadres, que no pierden tiempo para montar todo un teatro hacia el imprudente Falstaff y pasársela bomba en sus días de ocio, a cuestas del honor de él, y con una serie de escenas divertidas le dan una lección. A la par de esto, se discuten temas como el matrimonio, el honor de los caballeros, la moral y los entretenimientos de una clase media de la época. Hacia allá estaba dirigida esta obra, lo cual le ha valido el reconocimiento como una de las obras de mayor resonancia «popular» de William Shakespeare -tal vez no como la de mayor calidad literaria, pero en un conjunto que sí ha sobrevivido más que otras el paso del tiempo.

Y sí, seguro no es la más lograda de las obras de Shakespeare. De hecho, la nota introductoria nos habla de una comedia hecha por encargo de la Reina que quería ver a un Falstaff enamorado, y por eso el lenguaje menos denso y el tono más liviano que ahí se da. Sea cierto esto o no, es innegable que esta obra se constituye en esa faceta cómica del inglés, de finales felices, de todos casados y riendo de la «bromita» hecha a Falstaff pa’ que afine, que tanto contrasta con sus Tragedias, pero que junto a estas no pierden esa especialidad del teatro shakespeariano, tan presente en nuestros días. No más en el Festival de Iberoamericano se presentaron Cimbelino, La tempestad, Macbeth y Ricardo III -para seguir con los datos idiotas del tipo ¿Sabías qué? que tan poco sirve pero tan tentadores son. Digamos, sabrosa la lectura de este Shakespeare cómico y liviano, que sirve pa’ montarse una obrita de teatro bien bonita y entretenida. Si lo hacemos me pido una comadre, que son las que mejor se la pasan en todo esto.

Abadía V.